de suaves pétalos
improvisa un baile con la brisa del atardecer
jolgorio de un verano claro
pero el sol se esconde
y comienza a caer, hundida en la hierba
sus raíces se recogen como su rabia, sin ser capaz de hacerlas salir
se deshidrata, y deja marcas en su cuello
su espeso tallo cede rendido ante su propio peso
caen gotas que se deslizan por sus nervaduras hasta despedirse en su ápice
es la primera vez que sufre asi
y decide caer rendida
mas al mirar sus suspiros tendidos en el suelo agreste
estos reflejan su propia luz
y se da cuenta que puede dar vida.
El viejo la ve y sonríe,
ya conocía su fortaleza
